Pobreza y riquezas generadas por el
petróleo en la sociedad venezolana: visión crítica.
La lucha de los pueblos por encontrar una
mejor manera de vivir y superar los embates sociales que pueden generar miseria
ha sido constante. Venezuela no escapa a ésta realidad. La riqueza de sus
tierras le ha permitido variar el comercio, pasando de ser un país altamente
agrícola a ser el tercero a nivel mundial en producción de petróleo.
En pleno desarrollo agrícola Venezuela ya disfrutaba,
desde la época de los indígenas, de algunos beneficios del “Mene” como solían
llamarlo; pero no es hasta 1539, cuando los españoles establecidos en el país
hacen envío de un barril del crudo al entonces emperador Carlos V. El 23 de
enero 1904 el presidente Cipriano Castro aprueba un nuevo código minero, el
cual dará inicio formal a la explotación hemimasiva.
Con la llegada al
poder de Juan Vicente Gómez, cuatro años más tarde la vida de los venezolanos
inicia un proceso de decadencia producido por la mala administración y
distribución de la tierra, así como de sus recursos. Las concesiones de tierra
pasaban a manos de amigos y familiares del presidente los cuales negociaban con
los extranjeros. Éste es el inicio de una relación desequilibrada que parecía
no tener fin. Los grandes exploradores y conocedores del mineral hábilmente
inician un proceso de adquisición de concesiones lo que genera grandes recursos
a quienes se les otorgaba dichos permisos. Todo esto trajo consigo el
incremento de la desigualdad social y el florecimiento de una nueva literatura
enfocada en los problemas generados por el oro negro.
En 1918 aparece
la novela Tierra del Sol Amada de José Rafael Pocaterra donde se hace
introducción a la denuncia de lo que por mucho tiempo martirizará a la sociedad
venezolana:
"Un
día, algunos españoles montado
un aparato negro con tres patas, una grotesca cigüeña con ojos de cristal
dibujaron algo (en una hoja de papel) y se abrieron camino a través de la selva
Otros españoles abrirían nuevos caminos... perforarían la tierra desde lo alto
de torres fantásticas, que produce el líquido fétido... el oro líquido
convertido en petróleo. "
Es evidente que
para esta fecha los españoles ya no dominaban Venezuela, por lo que se intenta
hacer una comparación entre los extranjeros que se dedican a la extracción y
los españoles en momentos en que extraían otras riquezas.
Debemos entender
que el recurso minero no es riqueza si lo visualizamos como producto natural de
existencia finita o como producto que beneficia a una minoría social la cual
administra lo natural como patrimonio personal, negando a los demás una vida
digna:
"Los
trabajadores pidieron un aumento de sueldo miserable y los rubios de ojos
azules, los hombres que son dueños de millones de dólares, libras esterlinas y
florines en bancos europeos y de EE.UU., se negaron" (Pocaterra,
Tierra del Sol Amada 1918)
La explotación
del capital y la mala distribución de los recursos generan disturbios en una
sociedad que cada día va a ver reducido sus bolsillos, lo que genera no solo
cambios en las políticas económicas del estado, sino también, una visión
literaria más criolla, capaz de crear imágenes crueles de la situación
imperante en los campos petroleros.
Los obreros,
desde su trinchera, inician la guerra del nunca ganar en contra del patrón que
cada día adquiere más tierras y más poder en una Venezuela sin leyes ni
conocimientos claros en cuanto al valor comercial del petróleo.
La distinción, el rechazo constante, el
bajo nivel educativo, la diferencia racial y económica son temas que pasarán a
formar parte de la pugna diaria que se vive en los campos de petróleo. Estos
sentimientos los encontramos claramente en la novela Mancha de Aceite (1935) de César Uribe Piedrahita,
considerada la primera novela venezolana donde se recogen las diferencias
sociales entre los patrones y los peones, pero sobre todo la mala
administración del estado frente a las condiciones de los campesinos y sus
tierras:
“…usted
Doc tiene una educación, es rubio y habla inglés. Cómo puede llamarse
latinoamericano…” (p. 33).
Lo que quizás para muchos debió significar
un avance, para los venezolanos, el descubrimiento del crudo simplemente los
arrastraba hacia un abismo de pobreza y esclavitud moderna. Uribe lo explica de
esta forma en su novela:
“…porque
las compañías hacen alarde de beneficiar a los nativos e impone un sistema de
sobornos que van desde los más altos funcionarios del gobierno hasta los más
infelices servidores públicos. Por toda esta trama sorda que sospechamos,
porque usan a los hombres como simples cartuchos de tiro al blanco y desechan
el cascaron. Porque han hecho de este pueblo y de todos los que tienen el
infortunio de poseer petróleo unos pueblos esclavos. No ves Peggy? Por eso
siento rencor y desprecio…” (p.61)
El desarrollo oscuro del petróleo debido a
la corrupción que se había desatado a raíz de su hallazgo y explotación hacen
que la sociedad empiece a verlo como un mal y no como el avance que debe
constituir.
Los escritores Venezolanos de la época, al
igual que sus homólogos de otros países de América, viven lo que podemos
denominar un criollismo tardío. La representación de lo nacional, fotografía de
los pueblos y las descripciones de personajes americanos como centro de la
historia hacen pensar que volvemos al amor por lo criollo. Cada autor asume la
realidad y se mezcla con ella, es por esto que dotan a sus personajes de un
carácter único a partir de la región, país o nivel social al que pertenezcan.
La industria petrolera cambia de raíz la
visión y forma de vida de los venezolanos, los que pasan a tener una visión
capitalista de las cosas:
“…Es dinero lo único que puede dar
bienestar…” (pp18) (Uribe, Mancha de Aceite, 1935)
La escasa preparación de los pueblos y la
casi inexistente inversión económica agudizan las diferencias sociales. En la
película, La Hora Texaco 1985 (del director de cine Eduardo Barberena protagonizada
por Rubens de Falco
como Julio Montoya, Haydée Balza
como Débora, Giles Bickford
como Botlán, Orlando Urdaneta como Roberto Montoya (Boby) y Lucía Sanoja como
Angélica) se recoge una visión representativa de lo vivido por el pueblo
venezolano desde 1970 a 1981.
Julio Montoya o Maestro Montoya
para algunos, capataz encargado de operar uno de los taladros de la empresa
Texaco al inicio de la película, al acercarse uno de los norteamericanos de la
compañía con la intención de bailar con su esposa, expresa su sentimiento hacia
estos que él llama “Gringos”
-No quiero que bailes con ese
gringo del carajo.
Después veremos cómo escena tras escena se
nos presenta la realidad que imperaba en la Venezuela de esos días. La
desigualdad social es más evidente ya que el petróleo es el principal generador
de divisas en todo el país, pero para esta fecha solo el 3% de la población se
beneficia de éste.
Julio representa a aquellos que pueden hacer algo para cambiar la
situación de vida de muchos, más prefieren ser indiferentes. Un personaje que
encarna en cierto modo el inicio del cambio que los trabajadores esperan, pero
que por sus temores no llegará nunca a materializar. Su estilo de persona
educada y llena de cultura hace que le den el calificativo de “Raro”. En él pesa la contradicción del
cargo que ostenta, ya que a pesar de tener casi 30 años en la compañía seguía
en el mismo lugar.
En él, en Boby y en Angélica prima la diferencia de clase. Boby un
venezolano promedio que no podrá estudiar la carrera que desea por falta de
oportunidades y por un famoso curso que su padre se negó a realizar y Angélica,
la chica de clase media que va a estudiar en una universidad estado unidense
porque su padre sí aceptó acceder al curso impuesto por los “Gringos”.
En cada imagen de la película existe un
rostro pobre, cargado de angustias y desigualdades que lo encorvan
paulatinamente. Son estos rostros los que en 1976 logran consolidar la
nacionalización del petróleo.
A partir de la nacionalización de la
industria petrolera la nación venezolana inicia una historia de recuperación de
su identidad y de su economía. De su identidad por la penetrante cultura capitalista
impuesta por los extranjeros establecidos en cada campo. De su economía por que
en los últimos años la según el estudio de la Comisión Económica para América
Latina y el Caribe (CEPAL) en su estudio "Panorama Social de América Latina 2011" señala que durante 2010 el
número de venezolanos en situación de pobreza se situó en 27,8%.
Los pueblos deben encaminarse a vivir dignamente, aunque esto no
implique riquezas. El camino de Venezuela hacia la erradicación de las
desigualdades generadas en su mayoría por la deficiente administración de los
recursos de la tierra sigue siendo extenso, aunque no inalcanzable.
Bibliografía
1. Escobar
mesa, Augusto .CÉSAR URIBE PIEDRAHITA: APROXIMACIÓN BIOGRÁFICA.En:http://docencia.udea.edu.co/comunicaciones/literaturacolombiana/pdf_files/biograf18.pdf
2.
Pocaterra, José Rafael, 1918. Tierra del Sol Amada. Venezuela
3. Uribe Piedrahita, cesar, 1935. Mancha de
aceite. Venezuela
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