Desde las últimas elecciones internas del Partido de la Liberación Dominicana (PLD) quedó evidenciado un divorcio interno. Este divorcio que devora moral, borra ideología, y hace perder la razón, no es más que el producto del choque de las dos grandes fuerzas internas de éste partido. El producto final del pasado torneo electoral fue casi una desgracia interna, que como dicen algunos políticos irresponsables tarde o temprano debía ocurrir. Nos hemos olvidado de que las elecciones internas son peledeistas contra peledeistas y que después de las disputas, de que haya un vencedor, existe algo más importante que dos simples seres humanos jugando a quien tenga mas poder, es el legado que nos dejó el Profesor Juan Bosch el PLD. La sed de poder nos esta disecando, nos corrompe por dentro y aunque queramos evitarlo nos empieza a arrugar por fuera. Dicen que “los niños hacen o ponen en práctica lo que sus padres les enseñan” si esto se cumple entonces podemos empezar a decir que el PLD quedar
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