Tus ojos se tiñeron de noche y tu risa antes cristalina se tornó un lastimero quejido que hirió con su llegada al alba. y en tus manos las perlas desgranaron el collar de vivencias otrora belleza, ahora ajada                                                         la faz de tu esplendor                                                           ¿cómo ha de arrullar                                                    el canto matinal                                                         a un alma moribunda?. LIANUSKA SANTOS VARGAS
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